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El Pink Hand, Big Listo y Crook

Los mandamás de los Banditos se hicieron cargo de la estación del este de Los Ángeles, pero la guerra no se detuvo ahí.

Two officers fighting and throwing punches

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Parte de Una tradición de violencia, una extensa investigación de más de cinco décadas de abuso, terror y asesinato llevados a cabo por pandillas dentro del departamento del sheriff del condado de Los Ángeles.

Advertencia de contenido: Esta serie detalla explícitamente los actos de violencia (incluido el asesinato) llevados a cabo por funcionarios de ejecución de la ley. Por favor cuídese de sí mismo y vea cómo se siente antes de elegir leer.     

Hay por lo menos 24 pandillas dentro del departamento del sheriff del condado de Los Ángeles. Funcionarios de varias agencias gubernamentales, incluida la Junta de Supervisores del Condado de Los Ángeles, el Fiscal de Distrito del Condado de Los Ángeles, el Subcomité Senatorial de Conducta de Oficiales de Policía del Senado de California y la Comisión de Derechos Civiles de los Estados Unidos han escuchado testimonios sobre la violencia infligida a las comunidades a manos de pandillas de agentes. Las pandillas de agentes han asesinado por lo menos a 40 personas, todas ellas hombres de razas oprimidas. Por lo menos 10 de ellos tenían una enfermedad mental. El condado de Los Ángeles mantiene una lista de demandas relacionadas con las pandillas de agentes. Los litigios relacionados con estos casos le han costado al Condado poco más de $100 millones durante los últimos 30 años.

En la sección 186.22 del Código Penal de California, una pandilla criminal se describe como cualquier organización o grupo de tres (3) o más personas que
1. tiene un nombre, símbolo o signo de identificación compartido
2. tiene, como una de sus actividades principales, la comisión de una de una lista larga de delitos en California y
3. cuyos miembros se han involucrado en un "patrón de actividad de pandillas criminales" … solos o colectivamente.

Las pandillas de los sheriffs encajan en la descripción.

A pesar de las peticiones de Knock LA, el departamento del sheriff del condado de Los Ángeles no proporcionó comentarios para la serie. 

A principios de la década de los 2010, la estación del este de Los Ángeles cayó bajo el control de la pandilla de agentes Banditos. La pandilla supuestamente estableció una cultura en la estación en la que los agentes trabajan al revés, lo que significa que arrestan a civiles y obtienen una causa probable plantando y fabricando pruebas.

El agente Gregory “G-Rod” Rodríguez expuso involuntariamente estas tácticas en 2013 cuando presentó un informe policial falso sobre la detención de Christopher Gray. Los miembros de los Banditos aconsejan a los agentes más jóvenes que, si roban bienes a los sospechosos y después se deshacen de ellos, se aseguren de ser lo suficientemente listos como para deshacerse de ellos fuera de la estación. Todos los agentes de la estación del este de Los Ángeles conocían la existencia de la pandilla, y hasta 30 de ellos habían mencionado su preocupación a la dirección. Los agentes Alfred González, Óscar Escobedo, Ariela Lemus, Art Hernández, Mario Contreras, David Casas, Louis Granados y Benjamín Zaredini, este último acusado anteriormente de pertenecer a la pandilla, presentaron quejas afirmando que el ambiente en la estación se había vuelto tóxico. 

Art Hernández, un agente que trabajaba en la estación del este de Los Ángeles, presentó una demanda junto con otros agentes en la que alegaba que habían sido amenazados y acosados por miembros de los Banditos durante años. Según la queja, la pandilla se volvió más violenta en 2017 después de que Rafael “René” Muñoz, alias Big Listo, sucediera a Eric “El Padrino” Valdez como mandamás de la pandilla. Muñoz fue entrenado por el actual sheriff Alex Villanueva. También fue dado de baja anteriormente del departamento tras un incidente de violencia doméstica, pero más tarde volvió a ser contratado. Vincent Miller, abogado que representa a un grupo de agentes que han presentado una demanda contra el condado alegando que fueron acosados y agredidos por miembros de los Banditos, dice que una vez que Muñoz se hizo cargo de la pandilla, las cosas cambiaron. “Hay un par de cosas que hacen para mantener el control de la estación. Una de las cosas que hacen es dejar inconscientes a los agentes”, dice Miller. Las palizas ocurren en el estacionamiento de la estación del este de Los Ángeles o en el bar El Capiro, en el otro lado de la calle. “Si alguien no se ajusta al juego, le dicen: ‘No te vamos a dar refuerzos’”.

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Estación del este de Los Ángeles (Fuente: LASD)

Entre 2016 y 2017, Muñoz confrontó a Hernández en varias ocasiones. Muñoz se burló regularmente del desempeño de Hernández en mensajes por la radio de la policía y le dijo que buscara trabajo en otro lugar. Muñoz también se burló de Hernández por ser un buen policía y “no al estilo del este de Los Ángeles”. El agente David “Silver” Silverio, presunto mandamás de los Banditos, se unió a Muñoz en una reunión en persona con Hernández y otros jóvenes agentes en la que se les presionó para que abandonaran la estación. 

Granados afirma en su demanda contra el condado que fue testigo de cómo otros agentes jóvenes latinos sufrían acoso a manos de los Banditos. Afirma que los llamados “hermanos” presionan a los jóvenes latinos para que realicen más detenciones aplicando cuotas ilegales de arrestos, lo que pone en cuestión la legitimidad de esas detenciones. Si los agentes no cumplían, los Banditos les enviaban a hacer llamadas extra al final de sus turnos o exageraban otras. 

Lemus empezó a entrenarse en 2017 con Zaredini, un presunto miembro de los Banditos, según los documentos judiciales. Había sido acusado de acosar repetidamente a Guadalupe López, incluso de intentar tirarla al suelo mientras portaba un arma cargada. Su relación con los Banditos cambió, sin embargo, cuando pensó que la pandilla había ido demasiado lejos. En junio de 2017, Hernández salió en su primera llamada por un asesinato, dice Miller. Como Hernández estaba en la lista negra de los Banditos, Muñoz envió un mensaje a través del sistema del vehículo en el que daba instrucciones al personal del departamento para que no lo respaldaran. Miller dice que esto fue demasiado para Zaredini. “[Él] simplemente no consideraba correcto que le hicieras eso a un compañero”. Poco después de que Zaredini respondiera a la llamada para refuerzos de Hernández, éste fue golpeado hasta quedar inconsciente detrás de la estación. 

La queja de Contreras declara que Muñoz lo acosó durante casi dos años a partir de febrero de 2017 enviándole regularmente mensajes despectivos a través de la computadora de la patrulla. Escobedo asegura que empezó a ser acosado en septiembre de 2017. También recibió mensajes amenazantes y fue presionado para arrestar a tantas personas como fuera posible, según los documentos presentados ante el condado. González alegó que miembros de los Banditos se quedaban mirando a los agentes latinos en la estación. Después de llegar a la estación del este de Los Ángeles en mayo de 2017, dice que estaba en la “lista negra” de la pandilla: Los miembros lo evitaban y actuaban con abierta hostilidad. 

Casas terminó su entrenamiento en septiembre de 2017 y rápidamente fue objeto de acoso, según una queja que archivó ante el condado. Fue convocado a una reunión con otros agentes latinos organizada por David Silverio y Muñoz, donde la pareja sugirió que los otros no pertenecían a la estación del este de Los Ángeles. Muñoz pidió a Casas que se uniera a los Banditos y formara parte de su “equipo” como sus ojos y oídos a cambio de protección, ya que Muñoz tenía “los números de su lado”.

Las denunicas

Los Banditos también acosaron sexualmente a mujeres que trabajaban en la estación del este de Los Ángeles. Dos mujeres que habían sido acosadas sexualmente por los Banditos ya se habían presentado exigiendo que el condado tomara medidas. No se tomaron medidas significativas y el comportamiento continuó. Concepción Hernández García comenzó a formarse para ser agente de patrulla en marzo de 2018. Fue asignada al oficial de entrenamiento de campo Silverio, miembro de los Banditos. Silverio sometió repetidamente a García a intimidación y acoso sexual. Silverio tocó las manos, los pechos y las caderas de García sin su consentimiento en múltiples ocasiones. 

Después de que García presentara su queja, el departamento la puso en baja administrativa. Sin embargo, Silverio permaneció en la estación del este de Los Ángeles. Su demanda afirma que el LASD no la entrevistó después de que denunciara el acoso, ni investigó sus declaraciones. Dice que los supervisores le dijeron que la denuncia “no llegaba al nivel que requería una investigación más a fondo” y que Silverio no sería sancionado. García fue luego transferida a la estación Century alrededor del 30 de julio de 2018: El repentino cambio de asignación puso un aire negativo sobre ella que ella cree que impactó sus posibilidades de avanzar en el departamento. García presentó una demanda contra el condado el 4 de enero de 2019, la cual sigue en curso. 

Los agentes Granados y Zaredini llevaron sus preocupaciones sobre el tratamiento de los jóvenes latinos en el departamento a los supervisores en la primavera de 2018. Se reunieron con el teniente Richard Mejía, quien supuestamente inició una investigación sobre los Banditos. Alrededor de 20 agentes entrevistados reconocieron que la pandilla causaba problemas en la estación. Miller dice que esa acción no llegó a nada. “El departamento del sheriff no hizo nada. Hicieron una investigación falsa, a medias. Les dijeron a los Banditos que los habían denunciado y entonces fue cuando las cosas empezaron a ponerse más feas”. Según su queja, una vez que Granados declaró ante Mejía, la sargento Angélica “Patty” Estrada informó a los Banditos de que Granados los había denunciado. Estrada también supuestamente utiliza el apodo de “La Mano Rosa” (Pink Hand), un guiño a la mafia mexicana. Miller describe a Estrada como “el cerebro de la operación detrás de escenas”, según se declara en la denuncia. Estrada tenía poder sobre los capitanes en cuanto a la asignación de aprendices y, con ellos, los bonos. Miller afirma que la pandilla abusaba de los novatos en el programa de formación no permitiéndoles comer y obligándolos a trabajar muchas horas y a pagar “impuestos” a los Banditos. Ex-agentes que se entrenaron con el LASD confirmaron a Knock LA el uso de estas tácticas. “No hay ningún grupo organizado de buenos policías que haga frente a los Banditos”, afirma Miller. 

De la denuncia de Granados o de Zaredini no salió nada. Los documentos judiciales afirman que el teniente Eric Smitson alteró el memorándum de Mejía en el que detallaba sus hallazgos sobre los Banditos bajo las órdenes del jefe Bob Denham. Además, una vez que Estrada les dijo a los Banditos lo que Granados había hecho, Granados, Zaredini y los agentes que estaban tratando de proteger se convirtieron en objetivos. 

El líder de los Banditos, Muñoz, empezó a enviar mensajes de acoso a Granados. La pandilla tampoco respaldaba a Granados cuando éste realizaba llamadas de alto riesgo, como las de sospechosos supuestamente armados. Zaredini y Lemus relatan un incidente posterior a la presentación de la queja en el que los Banditos vaciaron la munición de la escopeta de Zaredini. Zaredini también denuncia que se le denegó un ascenso y se le degradó del puesto de oficial instructor. Granados también dice que logró calificaciones altas en los exámenes para un ascenso pero que, después de hacer su informe, nunca se produjo. Le preguntó a Estrada cuándo debía esperar ser promovido, y ella mintió y afirmó que no había vacantes.

En el verano de 2018, la administración del LASD y la junta de supervisores (BOS, por sus siglas en inglés) recibieron una carta anónima de un agente de la estación del este de Los Ángeles que detallaba el ambiente hostil que creaba la pandilla de los Banditos. La carta nombraba a Eric Valdez, Patty Estrada, René Muñoz, el teniente Smithson, Rich Álvarez, Marcelo Ortega y Manny Navarro como Banditos. Sin embargo, los agentes que demandaron al condado no supieron de la existencia de la carta hasta después de presentar la demanda. Ni el LASD ni la BOS tomaron medidas, y el acoso a los agentes continuó.

El atentado en Kennedy Hall

La noche del 26 de septiembre de 2018, el agente Alfred González se estaba vistiendo en el vestidor al final de su turno. Anteriormente había sido sometido a las tácticas de intimidación y acoso de los Banditos. Fue confrontado por los agentes Gregory Rodríguez, Rafael “René” Muñoz y Vincent Morán, un mandamás de los Banditos. Los miembros de los Banditos presionaron a González para que siguiera sus cuotas ilegales de detenciones, trabajara horas extras sin cobrar e incluso le dijeron que renunciara. La noche siguiente, la pandilla dirigió un ataque coordinado que envió a varias personas al hospital.

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(Fuente: Facebook)

El 28 de septiembre de 2018, los aprendices celebraron una fiesta del departamento en Kennedy Hall para oficiales en el este de Los Ángeles para celebrar la finalización del entrenamiento. El personal de servicio fue asignado como conductores designados para que los asistentes pudieran beber. El próximo sheriff Alex Villanueva estuvo ahí. Varios miembros de los Banditos también se presentaron, lo que era poco común, según los documentos judiciales. Los agentes Silverio, Rodríguez, Muñoz, Héctor “Little Listo” Soto Saavedra, Silvano “Cholo” García, Braulio Robledo y el sargento Mike Hernández, un Bandito asignado entonces a la carcel central de hombres, se encontraban entre el grupo de pandilleros que acudieron al evento con la intención de golpear a las personas que no se habían ajustado a su “programa”. Miller dice que buscaban a González, pero que en su lugar encontraron a otras personas para golpear. 

Cuando Villanueva se marchó y la fiesta empezó a terminar, González acompañó a su amiga hasta el carro. Oyó que Silverio lo llamaba por su nombre. Silverio le dijo a González que había oído hablar mal de él y que Silverio no respetaba a González. Mientras Silverio gritaba e intentaba enfrentarse físicamente a González, se formó una multitud alrededor de los dos agentes. El sargento Hernández, quien también parecía borracho, se unió al grupo y le dijo a González que no tenía ningún problema en agredirlo físicamente porque González sabía que “aquí nadie” haría nada, en referencia a la dirección y la administración. González respondió: “A ver, sargento”. El sargento Hernández continuó amenazando a González diciéndole: “No tengo ningún problema en chingarte a ti y a tu familia y si no puedo hacerlo directamente puedo encontrar a alguien que sí pueda”, y “¡Esto es el este de Los Ángeles, yo crecí aquí!”. 

Otros agentes lograron calmar la situación temporalmente, pero a las 3:30 de la madrugada Rodríguez se acercó a González y le dijo que quería hablar con él. El agente José Fuentes se acercó e intentó calmar a Rodríguez, pero éste se le echó encima, chocando su frente contra la de Fuentes. A continuación, Rodríguez empujó a Fuentes y a González. El agente Art Hernández vio la pelea y agarró a Rodríguez, pidiéndole que lo dejara pasar. Muñoz se acercó corriendo y empujó a González y al agente Hernández, tirándose él mismo, Rodríguez y el agente Hernández al suelo. Mientras el agente Hernández estaba tirado en el suelo, Muñoz le dio un puñetazo en la boca. Hernández se hizo bola y le preguntó a Muñoz: “Oiga, señor, ¿por qué me pega?”. 

Otros cuatro miembros del LASD separaron a Muñoz del agente Hernández. Pero los ataques continuaron. El sargento Hernández se acercó a Fuentes y lo empujó a través del estacionamiento hasta la calle. González corrió hacia su carro y se subió. Desde ahí, vio al sargento Hernández perseguir a Escobedo y hacerle una llave. Escobedo dice que Muñoz le dijo: “Te estaba esperando”, y empezó a golpearlo. Los agentes Christopher Moore y James Duran, ambos asociados de los Banditos, así como el agente Barrigan, estaban de uniforme y no hicieron nada. González le gritó a Moore que pidiera unidades de la estación al lugar para detener los ataques. Moore respondió: “Déjame llamar a Ray Ray”, en referencia al mandamás de los Banditos Raymond Mendoza. El agente Braulio Robledo, un supuesto prospecto de los Banditos, empezó a alentar a los Banditos y les gritó: “¡Di algo ya, di algo ya!”. 

Escobedo fue arrojado al suelo, donde tres personas lo rodearon y comenzaron a darle patadas y puñetazos mientras Silverio lo sujetaba. Escobedo gritó: “Señor, suélteme, sólo intento separar a la gente. ¿Por qué deja que me peguen?”. Una vez que se levantó, el sargento Hernández volvió a darle un puñetazo que lo mandó al suelo. El sargento Hernández intentó ayudar y fue noqueado. Miembros de los Banditos lo golpearon mientras estaba inconsciente en el piso. Escobedo se libró de la paliza, pero el sargento Hernández lo agarró y lo inmovilizó contra una cerca del estacionamiento. El sargento Hernández estranguló a Escobedo con su camisa, haciéndole perder y recuperar el conocimiento. Los agentes Eduardo Muñiz y David Casas intentaron apartar a Hernández de Escobedo, pero los empujaron y se golpearon el uno con el otro. 

Escobedo consiguió finalmente espacio suficiente para quitarse la camisa y subirse al carro de González. Casas se subió al asiento del conductor y condujo a los tres fuera. Escobedo fue más tarde a la sala de urgencias. El agente Martínez llevó al agente Hernández a su carro. El agente Hernández tuvo que recibir suturas tras la pelea y fue tratado por una conmoción cerebral. Los agentes Garcia, Rodriguez, Munoz y Silverio se subieron al carro de Garcia y se dirigieron a la estación del este de Los Ángeles para buscar a los agentes que habían agredido. En la demanda de Hernández se denuncia la existencia de un vídeo en el que se ve a miembros de los Banditos reunidos en la estación tras la pelea preparando una tapadera.

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El sheriff Alex Villanueva haciendo comentarios sobre los Banditos en discurso via Facebook en agosto de 2020 (Fuente: Facebook vía LASD)

Tras el incidente, los agentes Art Hernández, Alfred González, Benjamín Zaredini, David Casas, Louis Granados, Mario Contreras, Óscar Escobedo y Ariela Lemus presentaron una demanda contra el condado. Vincent Miller, un abogado que representa a los agentes que fueron agredidos, envió una carta a la BOS del condado de Los Ángeles en marzo de 2019 detallando las acciones de la pandilla Banditos en la estación del este de Los Ángeles, así como los eventos de Kennedy Hall. La carta de Miller pedía una investigación de terceros sobre la pandilla. Tras una investigación del incidente llevada a cabo por el departamento del sheriff, los fiscales del condado de Los Ángeles se negaron a presentar cargos en febrero de 2020 contra el sargento Michael Hernández y los agentes Rafael Muñoz, Gregory Rodríguez y David Silverio. Sin embargo, un informe de la Oficina del inspector general del condado de Los Ángeles determinó que la investigación interna no fue suficiente y no siguió el procedimiento del departamento, llegando incluso a calificarla de encubrimiento. Los investigadores no profundizaron en las acusaciones sobre los Banditos formuladas durante las entrevistas a los testigos. 

Según la denuncia, Muñoz, Silverio, Rodríguez y el sargento Hernández fueron puestos en permiso de ausencia. El sargento Hernández luego se jubiló. Estrada, Garcia y el teniente Smitson fueron trasladados a otra estación. Garcia y el agente Vincent Moran, que supuestamente había acosado a agentes recién formados, siguieron trabajando en la estación del este de Los Ángeles en turnos de horas extras. Sin embargo, la mayoría de los Banditos permanecieron en la estación del este de Los Ángeles, incluido el agente Noel “Crook” Lopez, quien organizaba reuniones de los Banditos en su casa. “El inspector general declarando que se encubrió la investigación criminal, que básicamente se envió un informe deshonesto y fraudulento al fiscal del distrito para asegurarse de que los Banditos no fueran procesados”, afirma Miller. “Eso también te dice lo que está pasando en el departamento del sheriff con Villanueva”.

Un problema sistémico

Tras la presentación de la demanda, los Banditos no proporcionaron refuerzos a Zaredini en una llamada relacionada con un supuesto tiroteo: La agente Ariela Lemus, su aprendiz, fue la única que respondió. Miembros de los Banditos acosaron a Lemus, diciéndole que no “venía de buena sangre”, porque no accedía a realizar favores sexuales para ascender. Lemus afirma en su denuncia que esperaba que el nuevo capitán de la estación del este de Los Ángeles, Ernie Chávez, cambiara el ambiente, pero no fue así. Cuando denunció a Raymond Mendoza, Chávez dijo a Lemus que no le impondría medidas disciplinarias porque le gustaba cómo Mendoza mantenía en línea a los agentes. 

El sheriff Alex Villanueva, que entrenó a Muñoz, ha reconocido que los Banditos mantenían el control de la estación del este de Los Ángeles. Villanueva dijo a la Civilian Oversight Commission en abril de 2019 que la actividad de las pandillas de agentes es “una rivalidad intergeneracional y todo se centra en novatadas que han estado sin control durante mucho tiempo”, y que cualquier violencia era la mala conducta de individuos, no de pandillas. El propio Villanueva trabajó en la estación del este de Los Ángeles durante la época de los Cavemen, una generación anterior de las pandillas de agentes del este de Los Ángeles. Villanueva dijo de su tiempo en la estación en una reunión de la junta de supervisores del condado en 2019: “Todos éramos Cavemen.” Timothy Murakami, el segundo al mando de Villanueva como undersheriff y un Caveman tatuado, dijo en una reunión en 2019 que el departamento no estaba investigando a los Banditos u otras pandillas como un “problema sistémico.”

El presidente de la asociación de sheriffs de Los Ángeles (ALADS, por sus siglas en inglés) Ron Hernández, un miembro tatuado de los Pirates, dice que los grupos son, “sólo una cosa de camaradería.” Un evento en la estación del este de Los Ángeles, denominado “East Los Gathering” recientemente incluyó la subasta de almohadas y mantas con los logotipos de las pandillas de la estación. En un folleto también figuraban los nombres y la información de contacto de los tres hombres que supuestamente fundaron los Banditos: Joe “Mariachi” Mejía, quien creó el logotipo y el tatuaje de los Banditos, Leo Noyola y Danny Batanero.

A pillow depicting the LASD gangs of the East Los Angeles Station, including the Little Devils and the Cavemen.
Una almohada que representa a las pandillas del LASD de la estación del este de Los Ángeles, incluso los Little Devils y los Cavemen. (Fuente: Documentos judiciales obtenidos por Knock LA)

El 30 de abril de 2019, la BOS del condado de Los Ángeles reconoció que el departamento del sheriff tiene una “historia larga y problemática” de “grupos exclusivos y secretos del departamento formados por agentes inducidos bajo juramento” que han mostrado “comportamientos intimidatorios similares a los de las pandillas”, así como el “acoso” y la violencia. La junta también dijo que el Departamento no había “sido terriblemente eficaz a la hora de investigar o frenar el surgimiento de las pandillas del sheriff, y esta ambivalencia probablemente ha permitido su continuación y expansión” y que “las acciones de estos grupos han perjudicado activamente a residentes del condado, a otros agentes del sheriff”. Un mes más tarde, el grupo de agentes que denunció a los Banditos solicitó su traslado fuera de la estación del este de Los Ángeles. El departamento del sheriff se negó a conceder los traslados, lo que llevó al grupo a presentar reclamaciones internas el 28 de mayo de 2019. Después, se aprobaron las transferencias y Villanueva admitió que los Banditos, “controlaban al capitán, y que los demandantes fueron atacados debido a la falta de supervisión”, y que los supervisores en realidad se sumaron al problema. “Algunos de los supervisores eran parte del problema, lo estaban facilitando y eso realmente empeoró las cosas — es como echar gasolina al fuego… se volvió tóxico — y no hicieron su trabajo como supervisores. Se limitaron a mirar hacia otro lado”, según los documentos judiciales

Villanueva también admitió que, “más o menos ellos [la pandilla de los Banditos] estaban al mando, estaban dictando las decisiones de la estación y eso tiene un resultado muy malo, obviamente,” con el personal “desproporcionadamente poniendo como objetivo a los agentes latinos y negros.” En julio de 2019, la junta de supervisores resolvió que su enfoque de las pandillas de agentes sería una campaña de difusión para aumentar la conciencia de los agentes sobre su capacidad para denunciar el mal comportamiento. 

La agente Concepción Hernández García demandó al condado en 2019 por el acoso sexual al que Silverio la sometió cuando comenzó a capacitarse para ser agente en 2018. Tras la presentación de su denuncia, el teniente Chávez, de la estación Century, la informó que, “recibió una llamada de este de Los Ángeles  sobre tu POE (Policy of Equality complaint) y querían que te dijera que no alcanzó el nivel para considerarse delito.” Lemus declara en su queja que la agencia hermana del departamento del sheriff, el LAPD, “tuvo su propio problema de policías malos y un decreto de consentimiento fue firmado y promulgado; subsecuentemente, el LAPD comenzó una estricta política de responsabilidad que hace falta en el departamento del sheriff… El departamento del sheriff debería implementar inmediatamente estas políticas con respecto a los aprendices y asegurarse de que se hagan cumplir inmediatamente.” Su palabra fue ignorada.

El sheriff Alex Villanueva ha declarado que transfirió a 36 personas y ha disciplinado a 26 empleados como resultado del ataque en Kennedy Hall. El departamento transfirió al capitán Chris Perez, asociado de los Banditos, fuera de la estación des este de Los Ángeles, mientras que Silvano “Cholo” Garcia se fue por su cuenta, según Miller. El dice que Estrada ha pedido ser transferido a Walnut Station. Sin embargo Ernie Chavez, el capitán del este de Los Ángeles, admitió en el curso del litigio que Villanueva no le hizo identificar a los jugadores problemáticos o tratar el asunto en absoluto. Miller dice que Chavez también admitió que las 36 transferencias nunca ocurrieron. Muchos miembros de los Banditos permanecieron. Raymond “Ray Ray” Mendoza fue ascendido a detective, según Miller. En una declaración, el ex-subsheriff Ray Leyva testificó que Gregory “G-Rod” Rodríguez fue readmitido como agente con seis meses de sueldo retroactivo, algo muy poco habitual. 

En lugar de sentirse castigada, la pandilla se sintió fortalecida. Según la denuncia de los agentes, los Banditos sienten que el sheriff Villanueva es su “amigo”. Batanero fue nombrado security detail del sheriff Villanueva el 4 de febrero de 2019, según los documentos judiciales. Alrededor de febrero de 2020, el sheriff Villanueva contrató al mandamás de los Banditos Manny Navarro como uno de sus conductores. Fuentes familiarizadas con la estación del este de Los Ángeles dicen a Knock LA que hace unos cuatro meses, los Banditos celebraron una fiesta de tatuajes e iniciaron a 10 miembros nuevos. Ahora, como los Banditos han seguido prosperando en la estación del este de Los Ángeles, la tradición de aterrorizar al barrio que ocupan ha continuado sin control.

CORRECCIONES 4/2/21: En una versión anterior de este artículo se afirmaba que el agente Alfred González completó su formación en la estación del este de Los Ángeles en mayo de 2017. De hecho, mayo de 2017 es el período de tiempo en que González llegó a la estación de East LA.

Además, una versión anterior de este artículo citó erróneamente al abogado Vincent Miller, y de hecho Silvano “Cholo” García dejó la estación del este de Los Ángeles por su propia voluntad, en lugar de ser transferido por orden. 

Por último, se identificó erróneamente al agente Eduardo Muñiz con el apellido “Munis”. Se han realizado cambios en este artículo para reflejar estos hechos.

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